miércoles, junio 20, 2007

Elecciones proporcionales (I)

Si elegir un único candidato es complejo, elegir una representación lo es aún más.

Voy a exponer varias aproximaciones al problema para lograr un método realista y justo, aunque me temo que nunca llegue a usarse.

En primer lugar, hay que plantearse cuál es el objetivo de una elección proporcional. La idea es construir una representación proporcionada de la sociedad de electores, que pueda respaldar una decisión de la ejecutiva, o vetarla si es contraria a sus intereses. Por este motivo, en principio sería ventajoso que representara todas las tendencias, y que la mayor parte posible de electores se sientan representados. Introducir cuotas de entrada (menores que el equivalente en votos de uno de los puestos de representación) deforma la proporción decidida por los electores. Si el objetivo es que la representación sea "gobernable", esto es, garantizar que siempre puedan llegar a acuerdos, equivale de hecho a elegir a un único candidato y no debería ser considerado una elección proporcional.

Puesto que el objetivo es que esté representado la mayor parte de los votantes, el sistema propuesto trata de dar la opción de transferir el voto de un elector que no lo necesite a otro que sea del gusto del votante. En el sistema de papeletas por partido ya sucede eso en la actualidad. Cuando votas a un partido, el partido reparte fracciones de tu voto (o votos totales) entre varios de sus candidatos para conseguir el número suficiente de votos como para que sus candidatos ocupen esos escaños. Una vez llega al máximo de escaños posibles, sobra una cierta cantidad de votos (restos). En el caso de que un partido no consiga ningún escaño, todos sus votos forman un resto.

La situación ideal para el elector sería poder escoger el orden en que su voto va de un candidato a otro (listas abiertas), incluso aunque algunos de esos candidatos sean de distintos partidos. Esto ocasionaría dos problemas. El primero, sería en el recuento, ya que cada papeleta podría ser distinta (hay muchas formas distintas de ordenar una lista de candidatos que puede ser muy larga), y eso ocasionaría incluso una cierta falta de privacidad (los votos podrían ser identificables). Solventado este problema, quedaría el problema de elegir la representación, ya que depende en qué orden se transfieran votos de un candidato a otro (debido a que se consideren restos), sería elegido uno u otro.

El problema de la elección se podría solventar de una manera similar a la elección directa: se consideran todas las posibles elecciones (lista de candidatos ganadores) y se comparan una contra otra en función de la representatividad (número de votos que representan). Se entiende que para ocupar un escaño de n posibles son necesarios X/(n+1) votos, donde X es el número total de votantes. El exceso se considera resto, y pasa al siguiente candidato citado en la papeleta del votante. También se transfieren los votos de los no electos. Para beneficio de la comparación de dos repartos de escaños distintos, aquellos candidatos que estén en un reparto pero no en el otro no transfieren sus restos (pues podrían respaldar a rivales). Una vez completadas las comparaciones, si hay un reparto más representativo que los demás, es el ganador de condorcet, y, en caso contrario, se elige el conjunto de repartos del grupo minimal dominante (aquellos que derrotan a todos los demás) y se decide el ganador por el sistema de fijación visto anteriormente (en la elección directa).

Evidentemente, considerar todos los casos posibles puede volverse tremendamente largo, por lo que veremos que hay métodos bastante más sencillos que son equivalentes en la mayor parte de casos (es muy costoso diseñar un caso en el que difieran y sea necesario considerar todos los casos). El que creo más fácil de entender es ir tomando los escaños de forma creciente, fijando ya al candidato que lo ocupe porque venza en las comparativas con los demás.

El problema del recuento se puede solucionar de manera bastante similar a como se resuelve hoy en día, eligiendo una serie de listas presentadas por los partidos o por agrupaciones de electores, que sean las únicas listas que se puedan respaldar. En ese caso, bastaría contar el número de papeletas de cada tipo, y proceder al recuento.

¿Por qué un partido podría incluir en esa papeleta candidatos de otro? Por varios motivos. Por ejemplo, para buscar pactos preelectorales (los restos de ambos partidos bien podrían dar lugar a la ocupación de un escaño), o bien para evitar el voto útil, ya que muchos electores no votan a su partido favorito porque suponen que su voto se perderá. Aún así, un partido podría presentar distintos tipo de papeleta, que denoten distintas sensibilidades de sus votantes (facciones, o acuerdos con otros partidos pueden ser probados de esta forma).

Próximamente un ejemplo sencillo de este sistema.